Monday, September 6, 2010

¿Desordenado, coleccionista, o cachivachero?


De niño al inicio de la temporada navideña, mi dulce y eccéntrica abuela, mi Mamama, me invitaba junto con mi hermana y mi prima a que decoremos su árbol navideño. En alguna época la decoración de su casona en Jesus Maria estaba a cargo de un equipo de empleados, liderado por un fiel e inspirado mayordomo, y quedaba hecha una belleza de gran porte, luciendo decoraciones finas de Europa y Estados Unidos, según las leyends familiares. Pero para cuando me tocó a mi hacerlo, mi Mamama era viuda, en una casa mas pequeña y práctica en Miraflores, y sus decoraciones eran una mezcla de cosas bonitas pero re-viejas y tajadas por 14 nietos y 6 bisnietos, otras que aún se conservaban, y decoraciones nuevas que mi Mamama habia comprado impulsivamente “por los nietos”. El problema es que lo último se estaba amontonando y no había buena discriminación de gusto, ya que mi Mamama no entendía que nos gustaba o no. Entonces era un proceso extraño el decorar su árbol, donde ya no sabíamos donde más colocar las decoraciones, y donde un Papa Noel conseguido en Coppenhagen en los 1950s competía por destacar junto a una muñeca de July Mayocchi, la de El Show de July, en ropa de aeróbicos. Y si se veia extraña la muñeca de July en la época pre-Nubeluz, se veía peor para 1995. Pero nunca entendimos cómo, por más que tratabamos de deshacernos de July, siempre re-aparecía el siguiente año, a lo Chucky. Pero no era por arte del voodoo, sino por algo más simple: mi Mamama era cachivachera.

Mi Mamama fue una señora de la Lima clásica, muy simpática, cariñosa, graciosa, pero de sociedad y apegándose a las reglas de étiqueta y la iglesia. Era de las que lloraban de felicidad y ponía rostro ultra-serio en las fotos, pero la primera en armar la diversión y recibirte con dulzura. Y también, por supuesto, era eccéntrica y tenía sus manías: andaba a mil por hora, con más de un inmenso manojo de llaves en la mano, abriendo y guardando cosas, dando instrucciones, atendiendo a invitados y familiares, con una pequeña taza de café en la otra mano, hablando y caminando sin parar. Para cuando falleció mi Papapa - un hombre characato terco, fuerte, serio y ordenado que le ponía su pare – sus manías incrementaron a mil, especialmente porque por primera vez en su vida, tenía control absoluto de sus finanzas, a los juveniles 72 años. Entonces cuando no estaba poniendo a prueba los frágiles servicios de Telefónica de Perú (no menos de 5 horas diario), haciendo trámites, visitando doctores, visitando iglesias, o visitando mil familiares y amigos, se ponía a comprarle cosas a los ambulantes, para regalarle a alguien. Y sino estaba re-re-re-organizando sus cosas en la casa.

A fin de cuentas el caso de mi Mamama era ligero, ya que tenía a mil personas a quien regalarle las cosas, y un escuadrón de empleadas para organizarle lo demás. Pero sirve para ilustrar algunos de los principios detras de un fenómeno psicosocial que está aumentando: acumular cosas patológicamente, cuando su uso práctico y/o estético ya no existe, al extento que interfiere negativamente con otros aspectos de la vida de uno: financiero, salud, relaciones sociales, y temas caseros. No conozco un término científico en castellano para el desorden, y aún no tiene clasificación psiquiátrica, a pesar de que constantemente personas entra en tratamiento por ello. Los de habla inglesa se refieren a ello como Hoarding o Compulsive Hoarding, y los italianos como Syllogomanie, los alemanes como Messie-Syndrom, y los de habla portuguesa como Acumulação Compulsiva (acumulación compulsiva). Ha llegado al extento de que circulan dos programas populares de reality que enfocan el tema: Clean House y Hoarders. En ambos unos “especialistas” (modistas en el primero, psicólogos en el segundo) ayudan a que personas se deshagan de las cosas que han acumulado en su casa, y de paso enfrenten los problemas que llevaron a esa situación.

Como no hay una explicación simple para el fenómeno, detallaré distintos tipos:

-Disposofobia o Sindrome Collier, nombrado luego de los hermanos Collier, quienes en 1947 fueron encontrados muertos en Nueva York, enterrados por una montaña de chatarra que habían acumulado a través de los años – 136 toneladas, incluyendo: 14 pianos, el esqueleto de un Ford Modelo T, miles de libros médicos y especímenes humanos, una máquina de rayos X, la cima de una carroza, y miles de periódicos. ¿La explicación? Eran los hijos de un doctor y una música de dinero. El padre se separó, pero al morirse todas sus pertenencias fueron transferidos a la casa de la madre. Al morir la madre, los hermanos heredaron todo el contenido, y nunca supieron como deshacerse de las cosas – todo podía ser útil. Uno de los hermanos era un abogado, y el otro un ingeniero que se la pasaba tratando de inventar cosas inútiles; por eso las carrocerías. El abogado era más práctico, pero por enfermedad quedó ciego y paralizado, y se quedó a la merced de su hermano. El inventor nunca descartó nada de su padre porque hacía experimentos médicos para tratar de curar de su hermano, desconfiando de doctores. Luego salía de noche a recoger chatarra del vecindario, para probar si algo podía ser útil. Fue peor cuando se dedicó a crear trampas para cazar ladrones, inventando aparatos complejos que botaban chatarra. Eventualmente una de esas trampas de chatarra lo mató por error.

A la creencia de que nada puede ser botado por temor de que hacerlo podría impactarte mas adelante (“pudo haber sido útil”, “justo tenía uno de esos”, “imagínate el valor de eso en unos años”), al punto que ya no puedes distinguir lo útil de la chatarra, se le dice Disposifobia.
Pero no piensen que es cosa del pasado – la semana pasada una mujer fue encontrada muerta de la misma forma en su casa en Las Vegas, luego de que no la podían encontrar por 4 meses. En febrero otra mujer de 50 años, vecina del gobernador del estado de Nueva York, también murió a causa de un incendio causado por exceso de chatarra.

-En memoriam: es difícil botar o deshacerte de objetos que te recuerdan a personas y lugares. Cuando yo me mudaba de país en país de niño, la forma de reconocer que estaba en mi hogar era al reconocer las mismas cosas. Por eso se me hacía difícil deshacerme de mis pertenencias; era como perder la brújula. He conocido casos similares entre otras personas que viven en constante movimiento. Sin embargo más se ve con personas que lidean con la muerte de un ser querido. Cuartos enteros, hasta casas enteras, quedan igual luego de que fallece sus dueños, como museos. La diferencia es que nadie vive en un museo, mientras que estos hogares si tienen nuevas generaciones de familias viviendo con una extraña mezcla de muebles y hasta utensilios, no necesariamente finos ni en buen estado, junto con las pertenencias nuevas. Y finalmente hay las personas que preservan todo de lo que fue supuestamente la mejor etapa de su vida, viviendo en un museo a su propia vida anterior. No hay nada malo con preservar unos recuerdos, pero si acumularlos en grandes cantidades, especialmente si rara vez los miras o nunca los usas, o si faltan ser renovados por mótivos prácticos.
n
-Como síntoma de Desorden Obsesivo-Compulsivo: el desorden obsesivo-compulsivo consiste de tener pensamientos intrusivos y repetitivos, que te disgustan o causan temor/ansiedad, y para combatirlos sigues ciertos rituales o comportamientos fuera de lo común o repetitivos, prácticamente como superstición. Quien lo padece no esta “loco”, yaque es conciente de que los comportamientos estan mal o son inecesarios, y sabe que los pensamientos y sentimientos que estan combatiendo son solo eso, y no “voces”. Es común ver comportamientos de ordenar y re-acomodar cosas, incluyendo limpieza excesiva. Ya se preguntarán: ¿que tiene esto que ver con acumular chatarra? ¿Una persona que limpia y ordena constantemente no estaría botando todo eso? Pues no en todos los casos. Algunos objetos inútiles o imprácticos llegan a tener cierto valor especial, a modo de talismán. Otros objetos llegan a servir propósitos complejos de aliviar otra obsesión, resultando en colecciones, tal como el billonario Howard Hughes y su colección de botellas de leche usadas, donde almacenaba su orina. Y también hay que comprender que el sentido de “orden” puede ser bien peculiar y eccéntrico, incorporando más elementos.

Hay un episodio de “La Dimensión Desconocida”, versión de los 80s, que ilustra perfectamente lo que pasa por la cabeza de un cachivachero con desorden obsesivo-compulsivo. Un psiquiatra va a visitar a un señor anciano, que tiene sobre su mesa de comedor un extraño aparato hecho de objetos cotidianos, sin sentido ni uso aparente, y el cual solamente sigue creciendo; una tremenda acumulación de chatarra. Cuando el psiquiatra le pregunta al simpático viejito sobre aquello, le responde que esta siguiendo mensajes internos, y que el aparato sirve para prevenir desastres mundiales. A través de visitas repetidas el psiquiatra se desespera y bota un frasco con agua que era parte del aparato. El viejito entra en llanto y pánico, e insiste que había provocado una inundación en una isla. El psiquiatra no le cree, pero recapacita cuando ve en el noticiero que un Tsunami había inundado una isla en el Pacífico. Eventualmente los estereotípicos hombres de blanco con redes vienen a llevarse al viejito, pero cuando tratan de destartalar la chatarra, el trabajador social interviene con desesperación, creyendo que todo el mundo se destrazaría. Se ve al final imitando el comportamiento del viejito, tomando su lugar en ajustar y añadir mas chatarra.

-Personalidad obsesiva-compulsiva: no es error ni repetición; hay un desorden distinto de nombre parecido que no tiene nada que ver con el desorden que acabo de mencionar. Se trata de un tipo de personalidad patológica, donde la persona es muy inflexible pero tiene opiniones muy fuertes, mas allá de lo que se podría considerar razonable; está constantemente fijandose en el orden y las reglas o moralidad, al extento de perderse el sentido y motivo de las reglas; y está constantemente haciendo grandes planes que nunca ejecuta, o iniciando grandes proyectos, los cuales rara vez termina. Este ser meticuloso, usualmente asociado con el estereotípico general frustrado, puede llegar a acumular grandes cantidades de cchatarra como parte de aquellos proyectos, los cuales no bota porque dice que el proyecto sigue en pie. Y como es terco, no reconoce que el proyecto nunca va a completarse. Osea, parece un alcalde de Lima, reventando tantas pistas y veredas.

-Compradores compulsivos: hay personas que no pueden resistir el impulso de comprar cosas que ven. O mejor dicho, adquirir objetos, ya que unos también se dedicar a robarlos. No importa que no les sirva, que tienen demasiados de lo mismo, y que ya no tienen donde ponderlos. Es una forma de lidear con estrés y problemas personales, o de satisfacer una necesidad primaria de tener lo que uno piensa que nunca tuvo y/o se merece. Se acumulan estos objetos porque llegan más rápido de lo que pueden ser ordenadas, y eventualmente simplemente no hay donde ponerlos. Se observa más entre mujeres que hombres, pero los hombres no son necesariamente una minoría.

Es aquí donde este fenómeno se revela como algo más del primer mundo y las clases altas o emergentes. No vas a hablar sobre exceso en un lugar de pobreza, donde las cosas faltan. En Estados Unidos se pueden estilar casas con sótanos y azoteas bien amplias, las cuales sirven para almacenar cachivaches. También hay mayor cultura de consumerismo, guiado por las miles de tarjetas de créditos y préstamos, lo cual llevó a la crisis financiera mundial del momento. Sin embargo, mientras que la economía mejora en el Perú, se ve más gastos inecesarios y más personas que son propensas a esto.

Para tratar este problema, es aconsejable tratar el problema psicológico asociado en terapia, y al mismo tiempo hacer una intervención planeada donde se bota (o regala o dona) y limpia la chatarra. Es difícil, ya que uno tiene que genuinamente justificar que algo es inservible o sobra, y al mismo tiempo enseñar a una persona a saber como identificar los límites. Dejo para los críticos de éstetica las discusiones frívolas sobre minimalismo vs decorar cada centímetro. Lo principal es enfocarse en lo que no es práctico ni saludable retener despues de tanto tiempo, y que expectativas son poco realistas o planes innecesarios. Y también hay que aceptar cosas que son sanas colecciones, asi no sean de nuestra apreciación. Finalmente una terapia de comportamiento sirve. Consulte con un terapeuta especializado en esto, para que desarolle un buen plan de intervención para interrumpir el ciclo.

1 comment:

  1. Hola, mi nombre es Jimena Chávez Delion, soy estudiante de arte de la PUCP y estoy haciendo un proyecto de arte sobre acumulación compulsiva, el cachivachero y la incidencia de estas conductas con el limeño. He empezado un blog que invita a gente del colectivo limeño a identificar una selección de objetos de la cual no se podrían despojar jamás y una contraparte de sus espacios atiborrados de cosas. El blog es vidahoarder.blogspot.com
    Me gustaría comunicarme con usted vía correo si es que usted sabe sobre alguna bibliografía a la cual acudir que trate el comportamiento "cachivachero" en el limeño o el peruano, o que tenga alguna relación ligada a nuestro colectivo. Muchas Gracias

    ReplyDelete